Textos y mensajes : UN BOLICHE EN LA ESTEPA PATAGONICA (#N447)
Después de pasar la noche en la carpa que se armaba en el techo del coche, decidimos seguir nuestro camino hacia Esquel. Nos habÃamos detenido en el Motel del Automóvil Club Argentino en Los Altares, mas o menos en el medio de la provincia de Chubut, con la esperanza de encontrar una habitación, un baño privado, una ducha con agua caliente, bah!, esas cosas que llaman CIVILIZACIÓN. Vana esperanza, tuvimos que armar la carpita, lavarnos la cara en el minúsculo bañito del restaurante del motel y dormir en medio de la noche patagonica.
A la mañana siguiente, el encargado del Motel nos pidió que acercáramos a un señor hasta el
próximo pueblo, llamado Paso de los Indios. Resulto un acompañante muy simpático, que nos
iba contando anécdotas de los colonos galeses que llegaron al valle del rÃo Chubut a fines del
siglo pasado y encontraron estepa e indios.
Es común en esa región que las personas se ayuden en el camino, y también es común que se
demuestre el agradecimiento por la "gauchada". Es asà que este señor al que llevamos, insistió
muchisimo en que lo acompañásemos al "boliche" del pueblo a tomar algo,. mientras nos contaba que el dueño del boliche era el Intendente del Pueblo y su esposa la Maestra y a la vez la Juez de Paz.
La pregunta obligada era : Que van a tomar? (quiero aclarar que eran aproximadamente las
de la mañana). Cuando Nestor, mi marido, dijo: un cafecito, la mirada fue de la sorpresa al desdén y tuvo que insistir mucho para convencerlos de que eso era todo lo que queria tomar.
En lo que a mi respecta, mi condición de mujer debe haberlos persuadido con mas rapidez de
que me iba a conformar con esa botellita de jugo de durazno que, cubierta de tierra, estaba en
un estante del almacén, por lo que la insistencia fue menor.
En un costado del mostrador descubrà una piedra que me resulto vagamente conocida. Me acerque y vi que efectivamente era un fósil de ammonite, uno de los mas comunes en la región. El dueño de casa se entusiasmo con mi conocimiento y me llevo a la trastienda, con permiso de mi marido
Allà tenia una interesantisima colección de piedras, fósiles de la era Secundaria en su mayorÃa, o sea contemporáneos de los dinosaurios. Entre esas piedras habÃa una importante cantidad de
puntas de flechas y bolas de boleadoras. Al ver mi interés por el tema, me regalo una de esas
bolas en la que se nota perfectamente el surco que los indios le labraban a fin de poder sujetar
la esfera de piedra con los tientos de cuero.
Por fin seguimos viaje hacia Esquel, por aquella desértica estepa, uno de los lugares mas despoblados de nuestro paÃs. El sonido exterior era el del viento, en el interior del coche nuestros comentarios y en la radio, las comunicaciones locales, en la que se avisaba, por ejemplo, que fueran a buscar a Fulanita a la tranquera norte el campo a determinada hora.
Pasado un buen rato llegamos al primer pueblo y luego al segundo después de Paso de los Indios, sus nombres? Cajón de Ginebra Grande el primero y Cajón de Ginebra Chico el segundo.
DebÃamos haberlo imaginado.
Quetzal
Este texto fue cargado por Encontrarse.com